La cuestión, como fuere, es que decidimos echar suerte con esto de los blogs. En este lugar, como en tantos otros que propone la Red, deslizaremos comentarios, ideas, sugerencias, reflexiones, pensamientos (si es que en definitiva los tenemos, eso también estará a la prueba), pero también algún poema (propio o ajeno), alguna canción y otras yerbas. Un blog es un ideario, pero también un espacio de encuentro con amigos. Amigos conocidos o desconocidos, viejos, nuevos o futuros.
Barro, tal vez es el título de una bella canción de Luis Alberto Spinetta y este blog es también, a su manera, un homenaje al querido Flaco, que tanto marcó nuestra adolescencia y juventud y al que seguimos admirando igual que después del primer recital en vivo del que participamos (Invisible, cancha de Vélez, jamás diremos el año). Es por eso que en los primeros tiempos iremos subiendo distintas versiones de ese tema; la primera de todas por el propio autor y de allí en más y de a poco (para no empalagar) otros lindos covers que andan por allí, disponibles.
Barro, tal vez pretende encontrar la belleza en donde otros no la ven y asume posiciones políticas situadas espacio temporalmente, con historia efectiva y condiciones presentes. La política, los recuerdos, la filosofía, las ciencias sociales, la universidad, la poesía, la música y algo más desfilarán, en la medida de nuestras posibilidades, por estas páginas a lo largo del tiempo.
Un blog está cargado de la subjetividad de sus autores, o por lo menos la clase de blogs a la que este habrá de pertenecer. Habrá quienes compartan nuestras ideas y nuestros gustos y otros que no. No pretendemos agradar universalmente ni disputar aquí acerca de quién tiene la verdad; sólo aspiramos a expresar nuestros pensamientos y compartirlos con quienes los consideren útiles, interesantes o de cierto valor. Por supuesto que aceptamos debatir acerca de cualquier tema que aquí se exponga, pero no nos prestaremos a los estilos insultantes que suelen recorrer malamente la Red. Si alguien desea comunicarse con nosotros ejerciendo esos tonos, sencillamente lo/la ignoraremos.
En definitiva, ¡bienvenidas y bienvenidos al tren fantasma! A esta aventura que hoy iniciamos y cuyo derrotero ignoramos por completo, pero que nos tiene lleno de hormigueos en el cuerpo por la salida pública a un mundo con otros, cuyos rostros no conocemos. Ojalá podamos construir un bello camino y en él aprender algo de tanto que no sabemos.
Con afecto,
Federico Schuster
Buenos Aires, agosto 1° de 2011
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